Un día de veganismo
Texto e imágenes: Marina Peco y Cristina Sáenz//
El veganismo es el estilo de vida que consiste en no consumir nada de procedencia animal. Hoy en día existen restaurantes 100% veganos y otros con opciones veganas.
Somos Marina y Cristina, dos periodistas inquietas que nos hemos propuesto descubrir el corazón de la manzana vegana de Zaragoza. Marina es vegana desde hace un año y yo, Cristina, quiero saber más del veganismo, una forma de alimentación que, sobre todo, es una filosofía de vida. Adentrémonos en la ciudad y demos comienzo a esta crónica vegana.
Unos ojos nos siguen con la mirada desde lo alto: María Magdalena se alza sobre el pórtico de su iglesia. Un estrecho callejón se abre paso a su izquierda. En la antigüedad eran los romanos los que cruzaban aquel espacio bajo la Puerta de Valencia. El barrio de La Magdalena se caracteriza por el aspecto clásico de épocas pasadas. Los pequeños adoquines grises con el paso del tiempo han perdido un poco de color. Una calle peatonal llena de establecimientos coloridos nos guía hasta una fachada negra.

A Flama se eleva en todo su esplendor en el número 53 de la Calle Mayor. Dos mesas de madera en una pequeña terraza improvisada dan la bienvenida a todas las personas que se atreven a cruzar su umbral. Una puerta automática de cristal abre paso a un pequeño espacio en escala de grises solamente rota por la madera de las mesas. El ambiente no es el esperado. Se podría pensar que al ser un establecimiento vegano tendría un aroma a especias, a “fresco”. Sin embargo, huele como cualquier otra taberna.
Unas mujeres con mirada desafiante te observan desde seis marcos dispuestos en un lateral del establecimiento. Varios códigos QR, que se encuentran pegados en la pared junto a las mesas, redirigen a una carta bilingüe: el idioma predominante es el aragonés con su respectiva traducción al castellano.
- C: ¡Pero hay un montón de opciones con carne!
- M: Claro, es que el veganismo no es solo comer ensaladas o verduras. Consiste en no comer ningún producto de procedencia animal, sin embargo, se pueden reproducir a partir de otros ingredientes.
- C: Pero si no es carne, ¿qué es?
- M: Lo denominan “carne vegetal”, la cual se puede hacer con soja texturizada, seitán, gluten, legumbres y, sobre todo, con especias.
A Flama es una taberna 100% vegana. Al pensar en el veganismo, se tiene la idea de propuestas más elaboradas y “verdes”. Sin embargo, disponen de todo tipo de platos dignos de cualquier cantina tradicional: hamburguesas, bocadillos, pizzas, ensaladas, pasta o entrantes. Un camarero amable, ataviado con una camiseta negra con el logo del establecimiento, nos toma nota tras decantarnos por tres opciones “carnívoras”.
Tras una pequeña espera, tres platos de madera oscura desgastada por los bordes se sitúan frente a nosotras. Su forma ovalada irregular nos recuerda a una jabonera.
Los nuggets, compuestos por soja con sabor a pollo, vienen acompañados de salsa barbacoa. Seis formas irregulares apiladas unas encima de otras muestran un dorado característico de este tipo de comidas. Cruuuuuuunch. Su rebozado cruje con cada mordisco. La textura interior no tiene nada que envidiar a los originales, se deshilacha con cada bocado. Su sabor es intermedio entre el pollo y la soja.

El pan de bollo del Hot Dog cuenta con una lámina de salsa veganesa sobre la que descansa una salchicha de soja. Se complementa con unas tiras de kétchup y mostaza, coronadas con una capa abundante de cebolla frita. La primera mordida deja evidente que la única diferencia con los convencionales es el color amarillo interior de la “carne”. Al principio, no sabe a nada, pero enseguida deja un regusto a perrito caliente. La veganesa, que se encuentra al fondo, sabe exactamente igual a la mayonesa tradicional.
La hamburguesa Vetiella está compuesta de carne de soja con sabor a ternera. En un inicio no se diferencia el sabor, pero con cada bocado se reconoce el gusto de la “carne”. La mezcla del bacon, queso cheddar, lechuga, tomate y veganesa ocasionan una explosión de sabores en el paladar.

Al salir de la taberna, reflexionamos acerca de este estilo de vida. Hay muchos prejuicios y dudas acerca del veganismo.
- C: ¿El veganismo se centra solo en la comida?
- M: No, va más allá… es una forma de vida. Ser vegano es dejar de consumir alimentos de procedencia animal y en otros aspectos como la moda, la cosmética, el hogar y el ocio.
- C: ¡Vaya! Conlleva muchos sacrificios.
Nuestras mentes divagan. Seguir unos ideales cuesta más de lo que parece. Nos cruzamos con multitud de personas que continúan con su día a día. Unas salen del trabajo, otras hablan animadamente entre sí o escuchan música en sus auriculares. A simple vista, no se puede diferenciar a una persona vegana de otra que sigue un estilo de vida tradicional.
- C: ¿Hay muchas personas veganas?
- M: Sí, aún hay bastantes. En 2021, alrededor de 315 000 personas eran veganas en España.
El atardecer tiñe las abarrotadas calles del centro de un naranja claro. El camino nos vuelve a indicar una puerta romana, en este caso, la Puerta del Carmen. La porticada da comienzo a una avenida congestionada por el tráfico. Una acera bicolor nos guía hasta nuestro destino. Kuky’s Place es un diner, establecimiento típico americano que desde su apertura hace nueve años apostó por opciones veganas para satisfacer una necesidad entre sus conocidos.
Una cristalera gigante muestra un pequeño adelanto de lo que se halla en su interior. Sus paredes se encuentran repletas de posters de obras cinematográficas antiguas y pequeños guiños a la cultura yanqui. Apoyados en ellas, se sitúan unos sofás típicos de las cafeterías americanas. Su textura de cuero evoca tiempos pasados y lugares lejanos. Una gran barra repleta de manjares y productos alimenticios americanos adorna uno de los laterales del local.

Una carta gigante decorada con un collage de personajes muestra una gran variedad de productos convencionales. Sin embargo, disponen de opciones tanto vegetarianas como veganas en todos los apartados. Cada sección cuenta con su propia paleta de colores y cada plato hace referencia a artistas estadounidenses, regionales y personas cercanas a la dueña.
Nos llevamos una sorpresa cuando nos traen a la mesa la bebida que habíamos pedido. El agua, en vez de venir en una botella de cristal como es habitual, se encuentra en cajas de cartón como si de un brik de leche se tratase. Los platos se presentan en una cesta roja ovalada de plástico.
Los nachos Speedy González están compuestos de chile hecho con soja texturizada y acompañados de salsa picante, frijoles y queso cheddar vegano fundido. Cruuuuuuunch. Los pequeños triángulos son tan crujientes que, combinados con el queso, se deshacen en la boca.
El burrito Veggie Balls se caracteriza por los falafels, unas croquetas de garbanzos condimentadas con comino y jengibre que nada tienen que envidiar a las albóndigas de carne. El plato se complementa con lechuga, tomate y veganesa. La tortilla que rodea al burrito, combinada con la “carne”, proporciona una textura agradable para el paladar.

Por último, el sándwich de dos pisos Monica Mur está relleno de bacon y queso vegano, lechuga, tomate y veganesa. El plato es tan voluminoso que apenas se puede alcanzar con las manos. Al intentar dar el primer mordisco, ploof, parte de su interior se escurre a la cesta. A simple vista, se nota que el bacon es diferente, pero tras probarlo el sabor es idéntico al original.
El restaurante se encuentra a media capacidad. Escuchamos de refilón que una de las mesas pide una hamburguesa vegana. Cada día son más las personas que se pasan a esta forma de vida. No obstante, todavía parece que no son muchas. ¿Cuántas personas pedirán realmente las opciones veganas?
- “Más del 50% de las personas que vienen piden estas opciones. No hay día que no salga algo vegano”. – comenta con orgullo Kuky, la dueña del establecimiento.
De postre, nos sirven un brownie vegano junto a una bola de helado de vainilla y trocitos de frambuesa. ¡Mmmm! Está delicioso. El contraste del bizcocho caliente con el frío del helado hace que ambos sabores se potencien. Todavía no se ha terminado y ya sientes la necesidad de pedir otro.

De vuelta a casa ambas nos encontramos con el estómago saciado. Hemos disfrutado de comida exquisita sin la necesidad de consumir productos de procedencia animal. Hoy nos hemos adentrado un poco más en el mundo del veganismo.
- C: ¿Y por qué se intenta imitar el sabor de la carne cuando se pueden crear nuevos sabores?
- M: Porque hay personas veganas que, a pesar de no comer alimentos de procedencia animal, les sigue gustando su sabor. Pero sí que existen platos de procedencia vegetal que no cuentan con ningún aroma, que es lo que le proporciona ese gusto a la carne.
- C: ¡Anda, hay muchas posibilidades! Tendremos que probar todas las opciones.
- M: Ya ves, no todo son ensaladas. El veganismo va más allá.