Delitos y Cine: Entrevista con el equipo de Last Shadow at First Light
Jorge Marco, Julio Beltrán y Pablo Gracia//
Last Shadow at First Light, dirigida por Nicole Midori Woodford, compitió en la reciente edición del Festival de Cine de San Sebastián dentro de la categoría New Directors, sección en la que también pudimos ver la anterior película reseñada, Bahadur the Brave, con la posterior entrevista a su directora Diwa Shah.
Woodford, originaria de Singapur, trae consigo mucha experiencia detrás de las cámaras a pesar de que esta sea su primera película. Como autora total escribió, dirigió y editó varios cortometrajes con gran recorrido internacional como Strangers (2015) o Permanent Resident (2018), además de llevar a cabo la realización de un episodio en Folklore, miniserie de HBO.
Con Last Shadow at First Light, la cineasta busca explorar el ciclo del trauma que quedó en la sociedad japonesa tras las terribles consecuencias del terremoto y posterior tsunami que, en 2011, asoló la costa oriental del país nipón, dejando tras de sí más de 15.000 víctimas mortales y un paisaje de destrucción desolador. Como queriendo responder qué había sido de aquellas personas que habían perdido todo en esta catástrofe, Woodford escoge narrar la historia de Ami, una joven japonesa que vive con su padre en Singapur y cuya única relación con su madre existe a través de unas cintas de audio que esta le dejó antes de volver a su país de origen con el objetivo de ayudar a los damnificados por el tsunami. Un gesto noble pero que sumió a la entonces niña en un permanente estado de desconsuelo, cargando con una sensación de falta de la que parece imposible liberarse.
En este punto hay que destacar y valorar muy positivamente el trabajo de la actriz principal Mihaya Shirata, ya que este se trata de su primer papel y, a pesar de su temprana edad y de los problemas que surgieron durante el rodaje —paralizado casi dos años debido a la pandemia de COVID-19 y amenazado por el posible cierre fronterizo nipón—, sabe demostrar una madurez interpretativa que se podría calificar de impropia para una joven de su generación. Más si se tiene en cuenta que su compañero durante casi toda la película es Masatoshi Nagase, el conocido actor nipón al que hemos podido ver en obras como Paterson o Una pastelería en Tokio.
En esta ocasión Nagase interpreta al tío de Ami, un taxista deprimido y melancólico adicto al alcohol y al juego. Su encuentro obedece al intento desesperado de Ami por encontrar a su madre, lo que llevará a que ambos personajes comiencen un viaje que los transportará a un mundo en el que lo real y lo intangible parecen estar mucho más cerca de lo que en un primer momento podría pensarse.
Woodford crea en esta película un ambiente propio del género de terror, pero dotándola de la suficiente sensibilidad como para convertirla en una experiencia mucho más cercana al drama. Last Shadow at First Light podría calificarse como un cuento de fantasmas que, como consecuencia de la catástrofe natural de 2011, no asustan, sino que acompañan al ser vestigios de algo bello que tuvo un final terrible. Ami y su tío deberán asumir que el pasado ya no se puede cambiar y que, aunque ambos cargan con heridas profundas, el duelo debe dejar de existir como peso para poder convertirse en liberación.
Sobre cómo afrontar una ficción con tantos ecos en la realidad, el reto de estar a la altura como intérprete y las influencias del film, tuvimos la oportunidad de hablar con Nicole Midori Woodford y Mihaya Shirata durante la entrevista que sigue a esta introducción:
Pregunta: La primera pregunta es sobre el tema principal de la película. ¿Cómo sigue afectando, hoy en día, el trauma del tsunami en la sociedad japonesa y en su cine?
Nicole Midori: ¡Pregunta difícil! Prefiero no contestar por todos los japoneses, no creo que mi voz sea la adecuada, ya que yo no soy japonesa. Creo que el recuerdo de ese suceso es algo que los va a acompañar siempre, no es algo que vaya a desaparecer. Cuando junto a mi equipo empezamos a aproximarnos a esta cuestión, intentamos ser lo más sensibles posible. La escritura del guion llevó mucho tiempo porque queríamos estar seguros de poder transmitir este suceso desde un punto de vista, además de emocional y cinematográfico, completo. Espero sinceramente que pueda ayudar a traer cierta cicatrización. Entonces, el objetivo de la película no es solo hablar y explorar acerca de esas heridas sino encontrar, no tanto una solución, pero si ese sentimiento de cicatrización que permita avanzar hacia el futuro, incluso con un pasado tan horroroso. Los distritos afectados por el tsunami han cambiado mucho, pero el recuerdo y los sentimientos de las victimas no cambian tan fácilmente. Lo que sí percibimos, es un deseo por avanzar hacia el futuro. Comienza a haber más vida en las ciudades, más gente en las calles… Creo que llevará tiempo, pero se logrará.
Mihaya Shirata: Como sabréis, yo si soy japonesa. Estaba en preescolar cuando ocurrió el terremoto. De esos momentos recuerdo como todo el mundo entró en pánico. Yo estaba en Tokio y, aunque no estaba en la prefectura de Iwate o Miyagi – las más afectadas por el tsunami –, notaba constantemente sus efectos. Estaba todos los días en la televisión y quedó grabado en la memoria de todos. Cuando supe el argumento de la película pensé que era un tema muy sensible, y me daba miedo que hubiera gente a la cual pudiera resultarle incómodo. Yo visité las zonas afectadas dos veces, una antes y otra durante el rodaje de la película. Pese a ser japonesa, me di cuenta de que en realidad no sabía nada al respecto. Tienes que experimentarlo para entenderlo completamente. Espero que a través de la película la gente entienda, al menos, hasta qué punto son profundas las heridas de una desgracia como esta.
P: Nuestra siguiente pregunta está relacionada precisamente con la experiencia directa. Hasta donde sabemos, para escribir el guion, os entrevistasteis con numerosos supervivientes del tsunami. ¿Usasteis alguno estos testimonios específicos para crear a los personajes o las situaciones que vemos en la película?
Nicole Midori: Creo que la naturaleza de la película requería mucha ficción. Lo que hicimos fue intentar extraer, no tanto los hechos concretos de los testimonios, sino más bien la carga emocional que contenían. Entre otros motivos, para evitar traumatizar a nadie en concreto. Creo que la ficción es ese poder que nos ayuda a imaginar todas las historias que pudieron darse en este escenario, y no solo una en particular. Utilizando solamente esta carga emocional he intentado crear una experiencia universal que pudiera englobar todas las concretas y reales que pudimos escuchar de los supervivientes. Por ejemplo, fui muy cuidadosa a la hora de seleccionar las localizaciones para no rodar en ningún sitio en el que hubiera habido muertos. Es algo que discutimos en su momento con el consejo municipal de la región. No hubo víctimas mortales en las ruinas que utilizamos para el rodaje. Esto es importante. Al final, la idea era expresar el concepto del trauma, no traumatizar a nadie con la película.
P: Leímos que la producción tuvo que parar por la pandemia. ¿Cómo fue volver a empezar?
N: Antes de la pandemia completé el casting de Ami, así que estaba muy feliz. Regresé a Singapur y entonces comenzó la cuarentena, más tarde también en Japón. La producción paró durante 2020 y esperábamos rodar a finales de ese año y principios del 2021. Luego tuvimos que posponerlo a noviembre del 2021, por lo que teníamos la sensación de que estábamos parados. Pero intenté ser optimista y pensé que podíamos usar ese tiempo para ensayar con Mihaya en vistas a que cuando llegara el rodaje, este fuera mucho más fácil. Y así fue.
M: Yo no tenía ninguna experiencia en interpretación. Nicole tuvo que enseñarme desde el primer paso. Tuvimos mucho tiempo para ensayar. Yo incluso probaba movimientos en mi habitación, aunque era muy pequeña. Incluso aunque no sabíamos a ciencia cierta si podríamos rodar, intentaba tener esperanza y ensayar lo más y mejor posible.
P: ¿Cambió tu imagen del personaje durante el tiempo de pandemia?
M: Cuando recibí el guión por primera vez, podía entender al personaje y lo que quería contar la historia. Sin embargo, después de ensayar tantas veces, poco a poco la entendí mejor, con más detalle. También gracias a las ideas y los deberes que me daba Nicole. Trabajaba diariamente. Pero fue difícil, claro. Lo hice durante un año, aunque no pudiéramos vernos. Así que cuando llegó el momento de rodar era como: ¡Soy Ami! Por lo que resultó fácil.
P: En cierto sentido fue una pausa útil.
N: Mi productor no estaría de acuerdo… Simplemente intentamos sacar lo mejor de ese tiempo. Además, estaba preocupada porque ella tenía quince años y seguía creciendo y no sabía lo que iba a pasar. Mi preocupación también eran las reglas que habría cuando Japón terminara la cuarentena, porque estaban las olimpiadas. La incertidumbre fue lo peor para mí. Por eso terminar el rodaje fue un alivio muy emocional.
M: Sí, ayer viendo la película lloré mucho. Fue muy emotivo.
P: ¿Es común que un actor tan conocido como Masatoshi Nagase participe en proyectos independientes como este?
M: Confié en mi productor ejecutivo. A él le gustaba el guion, y es amigo de Nagase. Decía que sería bueno para el papel. Le pedí a Nagase que leyera el guion, lo leyó y dijo que quería hacerlo. Es algo que sucede a veces. Un actor o actriz famosa lee el guion, le gusta y quiere hacerlo. Además, Nagase tiene un vínculo especial con la región y aportó un feedback que fue incorporado al guion.
P: El acercamiento a algunas escenas nos recuerda al cine de terror japonés. ¿Pensabas en alguna película específica para ellas?
M: Trataba de no hacer terror, sino que fuera más psicológico. Porque para mí el trauma es terror. Así que pensé, ¿Cómo emplear el lenguaje cinematográfico para visualizar algo que es muy doloroso dentro de ellos, pero sin que ellos vean nada? Me inspiré, aunque no diría directamente, en Kiyoshi Kurosawa…
P: Sí, justo habíamos pensado en él para esta pregunta.
M: Ah, ¿de verdad? Sí, creo que consigue producir miedo y empatía a la vez, y ese es un balance que quería en mi película.
P: ¿Cuáles son tus referencias generales para tus películas?
M: Hay muchos de ellos. Aunque trato de no ver otras películas antes de un rodaje para no copiarlas y hacer algo original. Pienso en cineastas como Kiyoshi Kurosawa, Theo Angelopoulos… por los paisajes, los personajes y la estructura narrativa del viaje, pero insisto en que intenté no tomar directamente demasiado de estas películas. También me gusta mucho Personal Shopper, de Assayas, por la sensación de relación presente con alguien a quien amas. También tengo otras referencias respecto a la fotografía y la música para conseguir el tono de la película. Como directora tengo que pensar no solo en la imagen sino en el sonido, el color, la emoción, la textura, etc. Es algo que vas aprendiendo con los años para que el resultado en el espectador sea orgánico y no una imitación de ciertos aspectos de otras películas.
P: Y como actriz, ¿tenías alguna influencia clara o el trabajo de algún intérprete que te sirviera de inspiración?
M: ¡En las audiciones de Japón siempre me hacen esa pregunta! Pero no me gusta responder porque si citas a una persona parece que compras todos los trabajos que ha hecho y no creo que sea una aproximación correcta. Está claro que me ha influido la interpretación de mucha gente, pero yo quiero ser genuina y que mi actuación sea auténtica.
P: ¿Te ayudó trabajar con un actor muy experimentado como Masatoshi Nagase?
M: Sí, desde luego fue una gran experiencia. Es muy profesional y yo estaba asombrada por cómo leía el guion y tomaba notas. Igual son cosas simples pero que demuestran el compromiso de un intérprete. Tuvimos muchas conversaciones antes de que empezara el rodaje.
N: Como era su primer papel intenté guiarla y animarla para que encontrara su propio estilo. Y creo que lo hizo muy bien, seguro que está genial en su próximo papel.