La revolución a través del trap

Alicia Cabello //

El trap tuvo su auge en España en 2013, cuando el país vivía uno de los peores momentos de su crisis económica. Seis años más tarde, en septiembre de 2019, Errata Naturae publicó El trap. Filosofía millennial para la crisis en España, de Ernesto Castro. Este libro supone un análisis exhaustivo del género musical y de la cultura que ha surgido en su órbita. Artistas desde Yung Beef hasta Rosalía pasando por C. Tangana y Bad Gyal – entre otros muchos – ayudan a componer los diez capítulos, además de la introducción, que componen este texto. 

Ernesto Castro, autor de este libro, es doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y tiene una canal de YouTube homónimo en el que publica entrevistas, charlas y sus propias clases. En el libro se define como un “joven célibe y abstemio […], que hace años que no folla y que no ha probado ninguna droga dura en su vida”.  Es además autor de Contra la postmodernidad (2011) y de Un palo al agua (2016)

El término ‘trap’ viene de las conocidas como trap houses, originales de la Atlanta de los años 90. Las ‘trap houses’ son lugares de reunión en los que se trafica con droga. En Estados Unidos la música trap surgió como un subgénero del rap y sus temas principales eran la vida en el gueto, las drogas y escalar en el marco social. La temática no varía demasiado cuando este género musical va creciendo en España, pero en este caso surge como una rama independiente de la música rap. Según el autor de este libro, los padres fundadores del trap español son KEFTV VXYZ (Kefta Boys) y PXXR GVNG (Pure Gang).

Uno de los temas más controvertido dentro de esta escena musical es si las letras de estas canciones son machistas o no. Por suerte, las mujeres han sabido hacerse un puesto en lo alto de las listas de este género: La Zowi, Ms. Nina, Bad Gyal, Chanel o Nathy Peluso son sólo algunos de los nombres que abanderan la revolución feminista desde el trap. Ellas han utilizado los temas clásicos del género y se han apropiado de su lenguaje para transformar aquellos términos peyorativos siempre protagonistas en las letras de los traperos varones en términos neutrales, sin connotaciones. Se produce así una transvaloración del lenguaje. El mismo Ernesto Castro ha querido destacar que las canciones trap van mucho más allá de las palabras: “Hasta que no se escucha ‘Fiebre’ de Bad Gyal en una discoteca y se ve cómo las mujeres se apoderan y se empoderan de esa música y de ese ritmo… – explicó el autor en una entrevista para Ser Catalunya – El problema es que hay mucha gente que critica de machista las letras […] y lo que hay que tener en cuenta es cómo la letra se enmarca en el ritmo y ese ritmo genera comunidades”. Este es sólo uno de los ejemplos de esta filosofía revolucionaria y de acción que refleja que existe detrás del trap.

El libro recoge este y otros temas como la religiosidad detrás de la carrera de C.Tangana o el análisis de las portadas de los álbumes de Cruz Cafuné. Aunque el libro tiene once capítulos, son ocho los que concentran el análisis. En la “Intro” se presentan los temas del libro y en la “Outro” el autor toma de ejemplo la serie Boca Norte para reflejar algunas conclusiones. Además, se crea una especie de estructura circular a través de la corrección de las “faltas d hortografia” que Yong Beef pudiera cometer en un hipotético libro propio. Se utiliza una combinación de lenguaje académico y de la calle, con una jerga propia de la cultura urbana. Castro no se limita a un análisis externo del tema, sino que a lo largo de todo el texto va incluyendo anécdotas de su vida personal en relación – o no – con el asunto concreto de cada capítulo.

Aunque Ernesto Castro escribe que este libro está en última instancia dirigido a sí mismo como único público, yo se lo recomendaría a cualquiera que esté interesado en conocer la cultura urbana en el panorama español, ya que ayuda a entender un segmento muy específico de nuestra sociedad.

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