Expresiones artísticas en tiempos de Instagram
Alicia Cabello //
Se ha convertido en un hábito el entrar varias veces al día en nuestro perfil Facebook, Twitter o Instagram. Estas son tres de las plataformas generalistas más conocidas y utilizadas a nivel global. Selfies cotidianos, instantáneas del almuerzo o incluso – y por qué no – memes de toda la índole. Son sólo algunos de los contenidos más populares que se pueden consumir en línea.
Entre todo este barullo de información encontramos perfiles llenos de originalidad, creatividad y con un sello de identidad propio. Estos usuarios, registrados en cualquier, se reúnen bajo la idea ‘cuentas de artistas’.
Este concepto se podría definir como aquellos perfiles de redes sociales cuyos posts, en su mayoría, se centran en imágenes de sus producciones artísticas; ya sean plásticas, audiovisuales o musicales.
Perfil de Instagram del artista estadounidense Daniel Arsham
Tu propia galería
Es un hecho. En los últimos años, las redes sociales han evolucionado hasta convertirse en un fenómeno global. Y es que se han expandido como sistemas abiertos que se encuentran en constante construcción, como afirman Violeta Izquierdo, Paloma Álvarez y Ada Nuño en Comunicación y divulgación de contenidos artísticos a través de las Redes Sociales: Facebook y Twitter.
Instagram se presenta como el portal que ofrece más posibilidades a sus usuarios centrados en este ámbito. Esta plataforma brinda numerosas alternativas visuales que favorecen tanto la producción como el consumo digital de arte. Esta es sólo una de las cualidades que le ha permitido llegar a ser una de las redes más punteras en la actualidad. Concentra miles y miles de perfiles de artistas que utilizan este medio para difundir sus creaciones.
No hay duda de que esta red social se ha convertido en un escaparate de inmensas dimensiones para algunos de sus usuarios. Instagram ofrece una comunidad con mil millones de cuentas activas a fecha de enero de 2020; una comunidad con la que cualquiera puede compartir sus publicaciones. Esta ventana abierta al público es poco relevante si se trata de un perfil pequeño. En cambio, si hablamos de una influencer de éxito, esto cambia. Pero ¿es realmente importante? Cada uno consigue su público e intenta aprender a trabajar con sus seguidores a su favor.
Los que se podrían nombrar como ‘artistas 2.0’ han sabido ver el poder que las redes sociales les proporcionan en cuanto a marketing y publicidad. Así lo recoge el artículo Las redes sociales digitales como marco de un nuevo paradigma en el arte contemporáneo de Commons. No importa si es emergente o un artista consolidado. Las redes permiten una interacción directa con el cliente – si es que se le puede llamar así –, una relación que ha pasado a difuminarse, a ser cada vez más abstracta y a alejarse de la privatización. Imaginar a miles de personas opinando sobre un producto artístico en un mismo espacio y tiempo hubiera sido difícil hace un par de décadas. Hoy, es actividad de cada día. Productor y consumidor están a un clic de distancia, favoreciendo así la aparición de un amplio espacio de diálogo.
Si bien estas plataformas permiten una mayor divulgación de arte, suponen también para el artista una notable exposición. No solo de sus obras, también de su persona. Las críticas – positivas o negativas – son constantes y es uno de los puntos más importantes a considerar cuando cualquiera decide unirse a una red social. Para poder sobrellevar estas críticas es necesario saber diferenciar entre aquellas que son constructivas y las que sólo pretenden ofender. “Para gustos, los colores”, se suele decir, y es que es imposible agradar a todo el mundo. Tampoco hay que buscarlo. Los artistas necesitan las críticas constructivas para crecer y apoyarse en ellas para seguir adelante en su carrera. Las que solo pretenden faltar y ofender, será mejor obviarlas.
El salto a ‘lo laboral’
Instagram puede utilizarse de una forma alternativa, algo así como un Instagram Vitae, es decir, un porfolio digital a través del cual presentar tu obra. El director creativo de Facebook Creative Shop, Ji Lee, recomienda utilizar el perfil de Instagram como un expositor de las producciones profesionales propias. Añade que etiquetar adecuadamente las publicaciones favorecerá que estas alcancen una mayor audiencia.
Puede que algunos artistas no quieran ni consigan salir de las redes para entrar en ese tradicional “mundo laboral”. En el caso de los que sí salen, en parte gracias a la plataforma, está la ilustradora y diseñadora gráfica Elena Gómez, más conocida como @Elenago. Esta cántabra cuenta con casi treinta mil seguidores en su perfil de Instagram y ha sacado adelante su propio negocio online en el que vende sus diseños en forma de encargos personalizados y en una serie de láminas, cuadernos y posters de un catálogo específico de ilustraciones. Elena destaca, en una entrevista para la revista La Independiente, la importancia de mantener su cuenta de Instagram activa: “Al principio era como un juego: cuantos más seguidores, mejor. Luego me di cuenta de que, al final, el número no importa, pero sí que es cierto que esos seguidores se pueden convertir en clientes. Creo que es muy importante tener una buena visibilidad, ya que te pueden llegar proyectos grandes y estos te pueden dar más repercusión después”.
Además, la artista afirma que su auge en redes sociales ha supuesto una importante ayuda en su carrera profesional. “Lo que comenzó siendo un simple entretenimiento y juego, ha acabado siendo mi trabajo y parte de mi vida diaria”, agradece.
Nuevas expresiones artísticas
Arquitectura, escultura y pintura son las corrientes artísticas originales, las que se estudian en los libros de texto de Historia del Arte en el instituto. Poco a poco esa frontera se va difuminando y obras de la fotografía, el cine, el grafiti, o la música se han consolidado como expresiones artísticas tan válidas como las tres originales. Sin embargo, las redes sociales han dado a conocer a verdaderos artistas que no se dedican a ninguna de estas corrientes.
Más allá de ser un complemento considerado como esencial para el conjunto de una imagen personal, el maquillaje ha pasado a afianzarse como todo un arte. Muchos artistas de este campo, a través de sus looks, pretenden transmitir un mensaje, una historia o un sentimiento, razón notable para catalogar esta tarea como una expresión artística tan legítima como cualquier otra.
En diciembre de 2019 se publicó en el popular portal de streaming Netflix un concurso que ya había emitido la BBC británica, Glow-up o, como se tituló en castellano: Artistas del maquillaje. ¿Se necesita más confirmación que la de que una de las plataformas de vídeo a la carta más cotizadas del mundo decida apostar por un programa dedicado únicamente a crear distintos estilos de maquillaje?
Fragmento del show ‘Glow-up’ en Netflix
Además de un fuerte instrumento de publicidad para las marcas de cosméticos, aparece de nuevo Instagram como la red social protagonista en la difusión de estas obras que tienen la piel como lienzo y las brochas como principales herramientas. Ellis Rhys, el ganador de este concurso de la BBC, utiliza su cuenta verificada de Instagram para compartir con sus más de 45 mil seguidores fotografías de sus producciones y algunos vídeos cortos que recogen el proceso de creación de estos estilismos.
Metamorfosis del concepto de arte
Puede que, hace unos años, si una persona se parara a pensar en arte, el dibujo que se creara en su mente recogiera un grupo de personas bien vestidas y disfrutando de una copa de buen vino contemplando una obra maestra expuesta en una galería. Es decir, podría pensar que el arte es un elemento para el disfrute de las altas esferas de la sociedad. El estatus de espectador en un museo o en exposiciones de arte se reduciría entonces a una pequeña parte de la población. Sin embargo, esta idea ha evolucionado. La amplia oferta y la exposición constante a creaciones de todas las categorías han permitido que el arte dejara de ser una cultura de élite para convertirse en cultura accesible para todos.
Son las nuevas tecnologías y las redes sociales en las que participan millones de personas las que permiten que cualquiera pueda acceder al arte, comprenderlo, y poco a poco, acercarlo al pueblo, y así disfrutarlo, compartirlo y, tal vez, hasta participarlo. Todo esto lleva a que el mundo de la creación se encuentre en una constante revolución y controversia. “Los artistas que emplean estos nuevos recursos forman parte del cambio social y participan en él como actores y como creadores de un arte interactivo que se relaciona intensamente con el tiempo en el que se construye la obra”, recogen Violeta Izquierdo y David Lima en un artículo publicado en la revista Commons.
Es cierto que puede resultar difícil de creer que Comediante (2019) de Maurizio Cattelan se vendiera por 120 mil dólares al tratarse de un plátano pegado a una pared con cinta americana. Esto es lo que el arte pretende conseguir. Aunque la opinión pública criticó al artista, él logró transmitir su mensaje. “Es un símbolo del comercio global, un doble sentido, así como un artefacto para el humor”, explicó este artista para la CNN.
El arte es toda aquella creación que consiga revolucionar de alguna manera a su espectador y sepa transmitir un mensaje, ya sea expuesto en la galería más exclusiva o en una publicación de Instagram.