Capitalismo versus Banksy
Sara Jáñez Dolz//
Su primera exposición en España ya ha sido contemplada por más de 100.000 visitantes mientras se reabre el debate sobre la mercantilización de su obra.
– Me quiero hacer una foto aquí.
– ¿Para Instagram?
– ¡Claro! Pero… ¡espera! Hazme otra. Ahora con la capucha puesta. Como si fuera él.
Un pequeño grupo de personas se arremolina en torno a estos dos jóvenes instagramers. Observan la escena y esperan a que la pose con la cabeza tapada a modo enigmático sea la definitiva.
Acumular un elevado número de likes requiere esfuerzo y, a veces, hay que pasar un poco de vergüenza mientras entorpeces el paso a unos cuantos. Pero hay oportunidades que no se pueden dejar escapar y la de publicar una fotografía rodeado por las obras de Banksy es una de esas.
¿El motivo? Es uno de los principales exponentes del street art contemporáneo, sus obras son algunas de las más cotizadas en la actualidad, tiene 5,6 millones de seguidores en Instagram y, además, es una incógnita: a pesar de gozar de fama mundial, nadie conoce su verdadera identidad.
Sus primeros grafitis aparecieron en la ciudad inglesa de Bristol hace 27 años y, desde entonces, no ha dejado de crear con el objetivo de denunciar las injusticias sociales. Ha pintado de manera clandestina en muros de Berlín, París, Toronto o Palestina y ha expuesto, sin pedir permiso a nadie, en aclamados museos como el MOMA de Nueva York o el Tate Modern Gallery de Londres.
Muchos lo admiran. Otros lo critican y persiguen. ¿Genio o vándalo? Así se titula la primera exposición de Banksy organizada en España que, sin la autorización del artista, muestra 73 de sus serigrafías en el Pabellón 5.1 de la Feria de Madrid (Ifema).
Una pared de cartón piedra decorada con el grafiti de dos ratas da la bienvenida a los visitantes. Con rastas, trenzas y al más puro estilo callejero, tres responsables verifican las entradas de aquellos que esperan junto a la puerta de acceso. Al atravesarla, la oscuridad te envuelve. En el medio, un maniquí vestido de negro con la cabeza cubierta por una capucha. Hay sprays, botes de pintura, plantillas de dibujos y un sinfín de materiales que podrían formar parte del instrumental artístico de Banksy. Suena un hilo de música urbana. Tenemos el privilegio de estar en su supuesto estudio.
Es la primera sala y ya se evidencia que los organizadores no quieren que la visita se limite a ver obras colgadas en una pared. Todos los detalles están cuidados para que, durante el recorrido, te sientas muy underground; el Banksy 2.0. Y funciona. Por qué sino te ibas a querer hacer una foto con la capucha puesta. En la penumbra, imitando a un maniquí. Es una gran oportunidad para sentirte un pope más del grafiti. Pero hay algo en todo esto que no cuadra: el marketing y el postureo se han colado en la exposición de un artista que, entre otras cosas, es conocido por condenar los valores del capitalismo.
He aquí la primera de las incoherencias
Las serigrafías expuestas están agrupadas en función de su temática. Están las que denuncian el consumismo, el maltrato animal o el cambio climático, las que critican a los políticos y las que protestan en contra de la guerra y el fascismo. Entre todas ellas, la que más miradas atrae es Niña con globo (2003).
En 2014, Banksy autorizó que esta imagen se emplease como símbolo de apoyo a la población siria. En 2018, una serigrafía con este mismo dibujo se adjudicó en la sala Sotheby’s de Londres por cerca de 1’2 millones de euros. En ese mismo momento, una trituradora la desintegró.
Banksy quería criticar la comercialización del arte y lo que consiguió fue todo lo contrario: su performance encantó, su obra se revalorizó y sus serigrafías siguieron en el mercado. Por ello, si tú también estás interesado en comprar Niña con globo puedes hacerlo, porque todas las piezas que se exhiben en la Feria de Madrid están a la venta por un total de 17 millones de euros.
La segunda de las incoherencias: los galeristas y coleccionistas a los que satiriza, le alaban
El recorrido por la exposición continúa y en otra de las paredes destaca uno de los carteles patrocinadores de Exit Through the Gift Shop, la película sobre arte urbano que el artista dirigió en 2010. En él, unas letras pintadas con spray rojo dicen: “salida por la tienda de regalos”. Otra crítica irónica al consumismo que provoca una media sonrisa en los visitantes.
Después de esto parece imposible que se vaya a cumplir la tercera incoherencia, pero aquí está: la salida de esta exposición es por una tienda de regalos.
Así que, si tu bolsillo no te ha permitido comprar una de las serigrafías originales, tienes la posibilidad de adquirir posters, imanes, libretas, postales, camisetas y todos los productos que se te ocurran con la imagen impresa de un grafiti.
Todo lo que lleve escrito el nombre de Banksy tiene valor. El artista eligió el anonimato para que su mensaje fuese más importante que su firma, pero esta exposición demuestra que no ha sido así. La Feria de Madrid alberga algunas de sus mejores y más conocidas obras, aunque ha contribuido a que sus creaciones ya no resulten hostiles para la clase alta, que las compra y admira. Banksy es uno de los artistas más famosos y venerados del siglo XXI pero, ahora también, una perfecta pieza del engranaje consumista.
El resultado: capitalismo: 1, Banksy: 0.
Ficha técnica:
Genius or Vandal?
Pabellón 5.1, IFEMA. Avda. Partenón, nº 5, 28042, Madrid.
Del 6 de diciembre de 2018 al 19 de mayo de 2019.
De martes a domingo, de 10:00 a 21:00h. Lunes cerrado excepto festivos, puentes y períodos vacacionales.