Ari y Jano: La (in)fusión musical que enamora

Texto: Alba Martín. Fotografías: TéCanela//

Guitarra, voz y encanto: una (in)fusión de lo más apetecible. Puntadas musicales que emocionan nuestros oídos. Ellos son Ari y Jano, más conocidos como TéCanela. Un dúo aragonesocántabro que comenzó hace 4 años, de una forma «natural» cantando en los salones de sus amigos y, después, afianzándose tras un viaje a Sudamérica. El 15 de diciembre de 2017 sacaron su primer disco «Las Dos Caras del Hilo» y desde entonces, según cuentan, sus expectativas se han más que superado. Este sábado tocan a las 22.00 horas en Zaragoza; en concreto, en La Lata de Bombillas (calle Espoz y Mina, 17), donde nos avanzan que nos deparará «alguna sorpresilla». Asimismo, anunciaron ayer en sus redes sociales que ampliaban fecha en la capital aragonesa. Para a aquellos rezagados que se habían quedado sin entradas, hay una segunda oportunidad de disfrutarlos: este domingo, de nuevo en La Lata de Bombillas, pero a las ocho de la tarde.

– Desde el domingo, todo agotado para el sábado y, desde este martes, nuevo concierto… el fin de semana en Zaragoza promete.

A: Siempre nos da mucho más respeto tocar en casa o cuando conocemos a gente, pero estamos con muchas ganas de que venga este de Zaragoza, la verdad. El sitio es nuevo y nos apetece mucho, porque en La Lata de Bombillas no hemos tenido oportunidad de tocar y es un lugar de referencia de la ciudad.  

J: Curiosamente, aun siendo de Zaragoza y viviendo aquí, puede ser que sea una de las ciudades donde menos hemos tocado, así de las importantes.

– Pero es que este año habéis comenzado de forma inmejorable…

A: Estamos muy contentos, porque teníamos miedo de empezar esta gira y seguir otro año más sin haber sacado otro disco pero es que, la verdad, hemos hecho cuatro conciertos que han sido una barbaridad. 

 – Del 2018 tampoco os podéis quejar.

J: Seguimos en esto porque siempre hemos superado lo que nos proponíamos. Es decir: no somos un grupo que de repente haya despuntado, pero siempre nos proponíamos objetivos bastante pequeños y el crecimiento que llevamos en estos 3-4 años ha sido superior.

– ¿Escalón a escalón?

J: Escalón a escalón. ¿Nota para el 2018? Sobresaliente, porque hemos conseguido más de lo que pensábamos conseguir.

– Una gira ininterrumpida que sigue presentando vuestro disco «Las Dos Caras del Hilo» (2017), financiado por crowdfunding, cuyo nombre además tiene un trasfondo mitológico.

J: Le damos mil vueltas a cada decisión que tomamos: desde cada canción, hasta las portadas… el título no fue menos. Y al final, en el título, queríamos hacer referencia a la mitología de los dos nombres: por un lado, Ariadna que tiene que ver con la mitología de Teseo, el minotauro y demás; y Jano, de la mitología romana, que es el dios de las dos caras del futuro y del pasado. Entonces, juntando las dos partes era el hilo de Ariadna: todo el camino que íbamos trazando, que para nosotros es un recorrido que vamos dejando y que no sabemos adónde nos va a llevar. Porque no sabemos tampoco dónde nos está metiendo. Si se tuerce, siempre tenemos la posibilidad de volver por ese hilo hacia atrás y retomar nuestro plan A (nuestras carreras). Y  las dos caras del futuro y del pasado porque esto salió de la nada, de repente, y no tenía absolutamente nada que ver una cosa con la otra. Fue como un contraste brutal de lo que estábamos haciendo hace 3 años, estudiando nuestras carreras o pensando en oposiciones, a de repente estar cantando.

– En el álbum contáis con colaboraciones muy especiales.

A: En la canción de «Como cabras», los coros están grabados con nuestras familias, respectivamente, y los amigos que teníamos en ese momento en Santander y locales. Luego está su padre como ‘colaborador estelar’, siendo protagonista en una canción. Su hermano, como guitarrista y a Raquel -que es una violinista que toca con su hermano en un proyecto- en «El Bosque en Llamas». Luego muchas colaboraciones instrumentales: desde nuestros músicos, que son unos máquinas, hasta esa tuba loca que se metió en «Mi yo cabrón» o el productor que lo toca todo y también tocó allí un montón de cosas.

«El Bosque en Llamas» es quizá una de las canciones más críticas del dúo. «Un bosque» de horror en el que se ven sumergidos miles de refugiados cada día.

– ¿Cómo definiríais vuestra música?

J: En cuanto a temática, sí que siempre buscamos la idea de compaginar el humor y la crítica social. El humor, porque es parte de nuestra forma de ser (somos así y eso se ve en el escenario con chistes algunos peores que otros) y la crítica social, que es una parte que se asocia a la música de cantautor pero, bueno, también se mete en muchos estilos. Igual, esa parte era algo que siempre queríamos tener: salir del mítico tema amor o rollo filosófico y meter cosillas que más o menos conocíamos y dejar ahí nuestra opinión. Siempre decimos que hablamos de temas, no con la verdad absoluta, sino con nuestra opinión. No buscar una línea ascendente ni nada; ir de un lado a otro, de la risa a la emoción. Eso es lo que intentamos.

A: A mí me parece bonito pensar o creer que el proyecto en sí o la música no forma parte de un único camino o de una definición. Creo que es algo que le pasa a mucha gente de nuestro alrededor, a muchos proyectos similares o de un mismo camino. El flamenco ya no es solo flamenco, el cantautor o cantautora ya no solo hace canción de autor ni crítica social…es un mix de muchas cosas y creo que es lo bonito. 

– Uno de vuestros temas os dio, en especial, una alegría. 

J: «La Rumba del Tartamudo» siempre decimos que, de las canciones que hicimos, es la que más puertas ha abierto. Fue la primera que cantamos fuera de casa, la más pegadiza… siempre estaba ahí. De las primeras que grabamos en Youtube…nos ha dado mucho a conocer. Fue una ilusión tremenda porque siempre tienes la cosa de “a ver cómo se lo toman”. Nosotros la hicimos sin pretensión ninguna. Cuando la recibieron de esa manera fue un subidón. Nos contactaron de la Fundación Española de la Tartamudez y de la asociación argentina, también. Y que les encantaba la canción y tal. Contactamos con la asociación española, hicimos el proyecto para el Día Internacional de la Tartamudez, y para nosotros fue una alegría inmensa.

A: Si haces las cosas de forma natural, no tiene por qué sentarle mal a nadie. Cuando se está contando, al final, algo tan sencillo como una historia de amor… la tartamudez no es un problema, sino de cualquiera de las piedras del camino que nos ponemos nosotros o nos pone la sociedad. Simplemente, era un ejemplo de esas cosas que le puede pasar a cualquiera.

Bajo el hashtag #Muchasmásveces, TéCanela colaboró con la Fundación Española de la Tartamudez en su día internacional, el pasado 22 de octubre de 2017.

– Cambiando radicalmente de tema: ¿en este país se puede vivir de la música?

A: Depende de lo que hagas…yo voy a hablar de lo que nosotros estamos viviendo. Creo que somos unos grandes afortunados en esto, porque estamos consiguiendo vivir de lo que hacemos. Tenemos una vida muy sencilla y no necesitamos grandes cosas, pero sí que es verdad que estamos viviendo de la música y todo eso nos lo da la gente que venís a los conciertos y que opta por ir a salas pequeñas y por descubrir y por dejarse llevar por el boca a boca. Y creo que eso no es tan fácil, por eso creo que somos unos afortunados en esto. No todo el mundo tiene la suerte de poder vivir de su profesión. Sí que es verdad que en este país más permite la gente de a pie que las instituciones o las listas de éxitos. Si se viviera de las listas de éxitos, vivirían cincuenta; pero no es así, luego la gente va a conciertos.

– ¿Creéis que la sociedad debería cambiar de chip?

J: Yo creo que sería bueno y, además, gusta. Cuando vemos tantos programas en la tele de música de canto y vemos que se canta trap, reggaeton y tal… Tú ves Operación Triunfo o La Voz y se cantan un montón de estilos de música y todos ellos gustan. Entonces, si gustan en la tele, ¿por qué no gustan fuera de ella? La gente está dispuesta a conocerlos desde casa, pero no fuera. Cuando en las calles de todas las ciudades o hay o debería haberla. 

A: Yo creo que sí. Creo que te daría muchas más alegrías que las que te puede dar un sillón de casa. Siempre hay gente que hace las dos cosas, pero sí que es verdad que cuesta. Otra cosa de la que nos hemos dado cuenta es de que a la gente le cuesta mucho- y a mí hace unos años también- pagar por la cultura. El otro día lo hablábamos con una amiga que es artista. Y dice: yo si hago una exposición en una galería, por supuesto, la entrada tiene que ser gratuita. Por supuesto, como muchísimo una persona me comprará algo de lo que estoy exponiendo. Y, por supuesto, tengo que poner un tentempié e invitar a unas cervezas para que la gente venga. A nivel musical, nosotros que damos ahora conciertos con entrada…a veces te dice algún amigo: “Claro, he ido al sitio, he pagado la entrada y me he bebido una cerveza y te pones en 20 pavos con la tontería”. ¿Pero cuando te lo gastas en otra cosa te parece habitual, no? No está esa costumbre, ese reconocimiento económico de la profesión a la que estás viendo, asistiendo y de la que estás formando parte. 

Cuando vas a ver música en vivo, cuando vas a una galería de arte…es una experiencia. Lo otro es ponerte los cascos en tu casa y hacer lo que quieras y está muy bien. Las dos cosas son aceptables y buenas. Pero para cada cosa en la vida hay su momento y creo que, en el caso en el que estamos nosotros, me parece que ver música en directo es muy enriquecedor, porque estás viviendo una experiencia en general, con todos tus sentidos.

Autora: 

 

Irene Lozano nombre Irene Lozano fotolinea decorativa

Nací gritando y no llorando. Crítica, amans culturae y la escritura como compañera. Mi peor castigo sería quedarme muda. La Tierra como única patria, el amor como bandera y las pechugas con robellones de mi madre como religión. Poco a poco, acercándome al mejor oficio del mundo.

Twitter Irene Lozano

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *