Las mujeres se apoderan del arte
Sara Millán//
Ellas han sido olvidadas por la historia del arte y su creatividad se ha puesto en duda. Los hombres fueron los encargados de construir los grandes relatos y el arte con mayúsculas, mientras que los géneros relacionados con las mujeres han sido considerados menores. En pleno siglo XXI ya toca salir de ese gueto academicista. Para reivindicar la creación femenina, el ayuntamiento de Zaragoza presenta la exposición Muerte a los grandes relatos en la Casa de la Mujer.
La exposición comisariada por María Bastarós, creadora del proyecto feminista ‘Quién Coño Es’, permanecerá abierta hasta el 20 de abril en la sala Juana Francés, que lleva más de diez años ocupándose del arte de las mujeres. A lo largo de tres espacios, se recuerda y homenajea a las artistas que han perdido su papel en la historia o que nunca han recibido el reconocimiento merecido.
En un primer ámbito, la muestra reúne a diez artistas contemporáneas que reinterpretan la obra de artistas de diferentes épocas. Esta asociación permite hablar de determinados condicionantes que han llevado a una falta de referentes femeninos en la historia del arte. Por citar algunos ejemplos: María Melero homenajea a Artemisia Gentileschi, artista renacentista, violada y aplastada por las exigencias de un tiempo masculino en el que las mujeres no podían aprender arte de forma oficial; Clara Sancho Arroyo retrata en su obra a Berthe Morisot, una de las pocas mujeres incluidas en el catálogo impresionista; Marina Rubio, a la escultora Camille Claudel, siempre ensombrecida por la figura de August Rodin; la fotógrafa Laura Gimeno nos remite a la obra de Claude Cahun, artista de género no binario que ya en la primera mitad del siglo XX no se ceñía a los estereotipos.
En la segunda zona, se exponen una serie de carteles de la iniciativa “Quién coño es” centrados en la visibilización de las mujeres artistas a través de carteles colocados en centros de índole cultural. El proyecto recuerda el olvido consciente de la mujer en la Historia del Arte e incide en la necesidad de reescribirla atendiendo a una visión de género que integre a las artistas. En un principio, el ayuntamiento le pidió a la comisaria que hiciera una retrospectiva de la propuesta, pero le parecía demasiado autorreferencial y aprovechó la oportunidad para organizar una exposición que le permitiera hacer una relectura de la historia del arte desde la perspectiva de género.
La última parte de la exposición está formada por obras de artistas zaragozanas. La convocatoria en Facebook tuvo una respuesta masiva, y se han escogido alrededor de 100 de las más de 600 obras que recibieron. En sus muros se dan cita propuestas de todo tipo: fotografía, collage, óleo, ilustración digital, acuarela, rotulador… Es necesario fomentar la inclusión de las mujeres en el panorama artístico y visibilizar su creación, por lo que esta sección colectiva intenta dar cabida a las artistas de una ciudad pequeña en la que apenas se mueve el arte contemporáneo, y mucho menos el de las mujeres. Aquí ninguna artista compite por ser aceptada. Las obras que les han llegado han sido incluidas en función de unos criterios mínimos y por orden de llegada. Priorizaron la producción de mujeres mayores que nunca habían expuesto y las que tenían una temática feminista. Y aunque no se han podido incluir todas por falta de espacio, ya se está trabajando en un archivo para poder exponerlas más adelante.
Los cuerpos desnudos se empoderan, ya no es la musa colgada en un museo y expuesta a los ojos de los hombres. Son cuerpos plenamente conscientes de su juventud, de su madurez, de sus defectos, de sus ventajas… son cuerpos expuestos voluntariamente y como respuesta subversiva a la mirada masculina en el arte. Geishas japonesas sonríen al lado de dobles y triples exposiciones de cuerpos desnudos y haciendo el amor. Hay carteles en los que se leen frases de la Biblia: “soy la esclava del Señor”. Nos apoderamos de ese discurso cristiano para hacer nuestro por fin el cuerpo femenino. Un tazón de porcelana roto cuelga al lado de un collage hecho con frases de revistas: “maquíllate maquíllate”, “vientre plano”, “tu cuerpo no te gusta, trabaja para cambiarlo”, “fuera michelines”… No somos entes rotos que deben cambiar ni seres incompletos que luchan por encontrar la aprobación que les falta, y nuestro arte tampoco.