Marianico el Corto, el Travolta aragonés
Celia Montero //
La primera serie aragonesa, El Último Show lanzó su primer episodio el pasado jueves. La historia sobre Marianico el Corto vuelve esta noche a las 21:30 en Aragón TV.
El olvido puede ser la peor sentencia para una carrera artística. Y duele más cuando el éxito fue, en algún momento, prodigioso. Paquita Salas se quedó a la cola de las agencias de representantes de artistas del siglo XXI. Adaptarse o morir, es lo que todos le habríamos gritado al personaje de los Javis. Contra todo pronóstico, la confianza en sus propias habilidades no solo consiguió que su actividad profesional renaciese de sus cenizas, sino que además relanzó la carrera de (la también olvidada) Lidia San José.
John Travolta también necesitó a una Paquita Salas. Saturday Night Fever (1977) y Grease (1978) lo consagraron como un icono del cine musical, pero los años que siguieron a este último éxito no fueron tan fructíferos. Entonces fue cuando Tarantino se puso los zapatos de tacón ancho de tres centímetros de Paquita Salas y se fue a buscar a Travolta (que ya tenía cuarenta años) para coprotagonizar la galardonada Pulp Fiction (1994).
Ahora, el Travolta que cuarenta años después necesitaba un empujón era nuestro Miguel Ángel Tirado. Más conocido como el personaje de Marianico el Corto, reunió en un mismo cuerpo todo aquello que caracteriza a los aragoneses (si nos ceñimos a los estereotipos, claro). Había caído en el hueco de la historia y alguien ha querido asomarse y, por qué no, rescatarlo de ese lugar postergado. Desde que lo conoció de niño, Álex Rodrigo vio en él algo más allá de los chistes con acento maño. Inspiró sus ganas de contar una historia a pequeña escala y pararse a mostrar lo que mueve a un humorista, además del afán por robar alguna carcajada al público.
Haber recorrido programas de radio, televisión y teatros de toda España no aseguró la gloria eterna a Marianico, aunque durante años la tuvo y mantuvo. Y estaba claro que si alguien tenía la valentía de revalorizar a un icono de la comunidad aragonesa, ese sería otro aragonés.

Amparado por el talento, trabajo y pasión que ha puesto en el proyecto, el lanzamiento del director y guionista Álex Rodrigo fue un triunfo en su región. Más de 100.000 espectadores siguieron el estreno del primer episodio en Aragón TV el pasado jueves 20 de febrero, alcanzando una cuota de pantalla del 23,1%, que superó a la emisión simultánea de la nueva temporada de Supervivientes en Telecinco.
Rodrigo ya sabía lo que era el dulzor que dejan las buenas recepciones por su dirección en algunos episodios de La Casa de Papel o Vis a vis, pero este debió ser distinto. El Último Show es la primera serie aragonesa estrenada en la cadena de televisión autonómica. Un profeta en su tierra.
Quienes disfrutaban aquella noche del estreno, llenaron las redes con sus aportaciones acompañadas del hashtag #ElUltimoShow: comentaban la emoción que sentían al reconocer el mítico Plata en sus televisores, al ver cómo los protagonistas bebían Ambar e incluso al darse cuenta de que el Parque José Antonio Labordeta no está tan cerca de calle Don Jaime como parece en la serie.
Apuesta por el producto aragonés
El Último Show es una coproducción de Aragón TV y El Último Show A.I.E. y además recibe el incentivo fiscal a la producción de series audiovisuales españolas del Gobierno de España. Cuenta también con el apoyo de muchas corporaciones autonómicas.

Varias empresas han querido aportar su granito de arena al proyecto, entre ellas las aragonesas Ambar, la tienda de decoración Muymucho, la Universidad de Zaragoza, o la Ciclofactoría.
Aragón es tierra de talento. Confiar en un producto autóctono puede ser arriesgado, pero en ocasiones necesario. Y si no que se lo digan a Paula Ortiz con su De tu ventana a la mía (2001); Miguel Ángel Lamata con Nuestros amantes (2016); o Ignacio Estaregui con Miau (2018). Todos ellos han llevado el cine maño fuera de nuestras fronteras y han puesto en valor el talento que entraña la comunidad del cierzo.
La serie de Álex Rodrigo puede sentar precedentes y conseguir que, de ahora en adelante, apostemos más por nuestros talentos, y así podamos acompañarlos en el camino hacia el éxito nacional. Recorrer ese trayecto es un espinoso trabajo que se afronta mejor con el respaldo de los coterráneos.