Pikara Magazine o palabras para frenar el odio

María Aznar y Celia Montero//

Los amantes del periodismo tuvimos una cita especial este 14 de febrero. Pikara Magazine y su nuevo número en papel han llegado a la librería Pantera Rossa de la mano de Teresa Villaverde, redactora de Pikara.

Pikara celebra este 2020 su décimo aniversario. En sus comienzos, June Fernández y Andrea Momoitio, creadoras e impulsoras del proyecto, sacrificaron su sueldo durante un tiempo para sacar a flote el medio. Su objetivo era claro: una revista transgresora, con una mirada feminista, crítica, disfrutona y teniendo como base un periodismo cuidado. En su ideario aclaran citando a Adrienne Rich que “la objetividad es el nombre que se da en la sociedad patriarcal a la subjetividad masculina” y contra ello, postulan y reivindican un periodismo situado. Neutralidad no es sinónimo de buen periodismo y ellas no lo esconden. Si tienen que alzar la voz frente a algo en lo que no creen, lo hacen. 

Su éxito puede deberse también a su modo de trabajar. Creen en una redacción sin jerarquías, todas construyen la revista y no hay nadie por encima de nadie. Así, en estos diez años han ido subiendo escalones hasta convertirse en un medio referente por profesar un periodismo comprometido, con una agenda setting que pone el foco en cuestiones que atraviesan el género, además de conformar un ideario que aporta al cambio social real. 

Una nueva edición en papel llega a nuestras manos

FOTO 1 fuente web pikara
La portada del número 7 de la revista Píkara, diseñada una vez más por Emma Gascó y maquetada por Señora Milton, es una respuesta al auge de la extrema derecha y a su misoginia, homofobia y racismo. Así lo indican en su editorial “Palabras para frenar el odio”.

Esta nueva edición incide en la visibilidad lingüística. No solo utilizan un lenguaje inclusivo, sino que Pikara no se apropia del lenguaje de ninguna minoría, y les da el poder de la palabra.  “La unidad lingüística es un argumento de la derecha” sentencia Teresa Villaverde. Mientras, se posiciona y defiende un periodismo sin barreras por el idioma con artículos en castellano, vasco, catalán y gallego. Incluso cuentan con un glosario feminista en lengua de signos.

El antirracismo es otra de las materias que entra a debate en este número, con un artículo sobre los estereotipos de los gitanos (escrito por una gitana), un reportaje ficcionado sobre la descolonización, o un artículo sobre afrofeminismo de Esther Ortega (refugiada de Costa de Marfil en España por su orientación sexual). Pikara apuesta por la diversidad de voces, aunque esto a veces de lugar a ideas confrontadas. “Hay artículos con pensamientos distintos, pero todo se publica”. Abrazan a las abolicionistas, a las regulacionistas y a las radicales. Un feminismo interseccional.

Pikara es un refugio para todos, pero el colectivo LGTBI siempre se ha visto representado en las líneas de sus artículos y en su versión en papel no podía ser menos. La diversidad de géneros y sexual es uno de los temas troncales de la revista y en el número siete se ahonda en ella tratando temas como el de la visibilidad lésbica.

“No es qué hacemos sino desde dónde lo hacemos” es la frase de Teresa Villaverde que resume la esencia de Pikara. No son un medio feminista especializado, como muchos creen, sino una revista de temas que han pasado por el filtro de la igualdad de género.

Formas de financiación: de prima a amiga del alma

Para financiar cualquier medio de comunicación que no forme parte de uno de los grandes grupos mediáticos, es necesario hacer equilibrismos: probar fórmulas distintas hasta dar con la idónea.

Hasta ahora Pikara se financiaba gracias a crowdfundings, a algunas subvenciones del Instituto Vasco de la Mujer y donaciones, a recaudaciones de formaciones y charlas, y con las 2400 suscripciones que alcanzan gracias a ciudades como Vizcaya, Madrid, Barcelona o incluso Zaragoza. Este último modelo es el que las periodistas de Pikara quieren potenciar a partir de ahora: distintos tipos de suscripciones para conseguir “lectores más comprometidos a largo plazo” y mayor estabilidad.

Las suscripciones pasan por distintos estadios. La de la “prima” está enfocada a las que todavía están encontrando su espacio en la revista; la “vecina”, “amante” y “mejores amigas” son para aquellas que ya alcanzan altos niveles de complicidad con el medio; y para las que se declaran fieles seguidoras de la revista, su suscripción es la de “amigas del alma”. Y como ocurre en las grandes plataformas como Netflix o Spotify, el equipo de Pikara también ofrece suscripciones en grupo para aquellos que quieran disfrutar del periodismo en común, ya sea desde un “colectivo aliado”, alternando en la “tasca del barrio”, debatiendo con “la cuadrilla”, o regocijándose con la “herencia de la tía Carmen”.

foto 2 merchandising

Otra manera de financiarse es con su merchandising: bolsas de tela, libretas o cervezas. Contaba con humor Teresa Villaverde que se enteraron de que el cantante vasco Fermín Muguruza había lanzado una cerveza propia y su reacción fue preguntarse ‘Si Muguruza tiene una cerveza, ¿por qué nosotras no?’. Así que ahora puedes leer los artículos de Pikara mientras te animas un poco con su Winter ale.  

Enemigos públicos 

Pikara no se ha librado de los detractores ni siquiera teniendo su sede en un barrio multicultural y abierto como es el de San Francisco (Bilbao). Un día aparecieron pintadas racistas en algunos locales de la zona y supieron que las próximas serían ellas. Y así fue. Era cuestión de tiempo que el auge de la extrema derecha salpicase (un poco) a la revista, aunque ellas lo pasan por encima. La comunidad Pikara es abiertamente antifascista y prefiere potenciar su mensaje que dar demasiada importancia a este tipo de actos.

Así, el periodismo combativo de Pikara hace frente a los discursos de odio mediante el único método posible para alcanzar sus éxitos: acercando posturas y unificando fuerzas. Es el camino del cambio. 

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